Los Salmos
Entre los veinticuatro libros que componen el Tanaj, el Libro de Tehilím - Salmos- es el primero de los "Ketuvim" -la tercer parte del Tanaj, los Hagiógrafos-. El orden de este último sector del Tanaj es el siguiente: Tehilím -Salmos-, Mishlei -Proverbios-, Iyov -Job-, las 5 Meguilot –Rollos (de Ester, Rut, etc.)- Daniel, Ezra -Esdras-, Nejemia -Nejemías- y Dibrei Haiamim—Crónicas-. El Libro de los Salmos contiene, en su mayoría, cánticos de alabanza al Creador del mundo. Expresan la maravillosa e infinita Sabiduría Divina, y Su inmenso poderío, revelados a través de la naturaleza, a cada paso. "Los cielos narran la gloria de Di-s y la obra de Sus manos dice el firmamento" expresa el Salmista en su plegaria y mientras continúa profundizando en las maravillas de la naturaleza, arriba a la conclusión de que "¡Cuán incontables son Tus obras, oh Di-s, todos las has hecho con sabiduría!". Muchos capítulos de esta obra hablan de la rectitud y equidad de Di-s, otros expresan el reconocimiento humano por el bien que emana del Creador, Su bondad y misericordia. Su constante Supervisión individual con cada una de Sus criaturas, desde la más grande hasta la más insignificante. A la par que medita sobre los intrínsecos caminos de la Supervisión Divina, el hombre se impregna de un sentimiento de seguridad, consciente de que el Todopoderoso no conoce descansos, estando siempre preparado y dispuesto a ayudarle. Este sublime pensamiento es reflejado por el Rey David cuando dice: "Di-s es mi pastor, nada ha de faltarme" o "Di-s es mi luz y mi salvación, ¿de quién he de temer?". Siguiendo este curso de pensamientos, el hombre llega a una concepción de su pequeñez. Empero, mano a mano, reconoce su responsabilidad como corona de la Creación, descubriendo cómo cada uno de sus actos tiene una resonancia en todos los planos del universo. "Cuando he de observar Tus cielos, obra de Tus dedos, la luna y las estrellas que has establecido ¿qué es el hombre para que lo recuerdes, qué significa el ser humano para que lo rememores? (Salmos 8:5-6) Este tipo de pensamientos lleva al hombre a sentir un temor reverencial, un profundo amor a Di-s, incentivándolo en la búsqueda de la superación, imponiéndole metas más elevadas y puras, hasta que éste llega a un estado de éxtasis espiritual. Otro de los aspectos que se detallan en los Salmos es el que comprende al arrepentimiento proveniente de lo más recóndito del corazón; la súplica acompañada de pedidos de perdón por las acciones que no son bien vistas a los ojos del Creador. En otros capítulos se recalca la importancia que denota el fiel cumplimiento y observancia de los preceptos de la Torá, la perseverancia del hombre en la adquisición de buenas cualidades, llevadas a la práctica. El capítulo 119 de los Salmos, el más largo de todos los libros del Tanaj, sigue el orden correlativo de las letras del abecedario hebreo, repitiéndose cada versículo –que comienza con una letra específica del abecedario- ocho veces. Este capítulo tiene 176 versículos. Cada uno de estos versículos expresan, de algún modo, un aspecto de la Torá y las Mitzvot, utilizando diferentes expresiones: testimonio, camino, ordenanzas, decretos, preceptos, leyes-, etc. En adición a los Salmos de orden individual, muchos de ellos son manifestaciones colectivas, en nombre de todo Israel, como cántico de agradecimiento ante situaciones históricas específicas, como el Éxodo de Egipto, la Revelación Divina ante el Monte Sinaí, etc. El Libro de Tehilim contiene 150 capítulos y está dividido en cinco sublibros, cada uno correspondiente a uno de los libros del Pentateuco. Asimismo, este Libro está también dividido -independientemente de la división mencionada- en siete partes, de acuerdo a los días de la semana; una tercer división de sus capítulos es la que corresponde a los días del mes hebreo, es decir en 30 partes. Estas divisiones responden a las diversas costumbres judías de leer de este inspirador libro del Tanaj con asiduidad, de modo que hay quienes concluyen su lectura al cabo de una semana, reemprendiéndola nuevamente a partir del domingo siguiente, mientras que otras comunidades judías, incluyendo a Jabad Lubavitch, suelen hacerlo en forma mensual, de acuerdo a las instrucciones de Rabí Iosef Itzjak Schneersohn, anterior Rebe de Lubavitch. En los meses que constan sólo de 29 días, el último día se leen aquellos salmos correspondientes al día 29 y 30. También en otras oportunidades especiales, en muchas comunidades se leen los Salmos, algunas veces íntegramente. Entre estas oportunidades se cuentan los Shabatot -sábados- anteriores a Rosh Jodesh comienzo de un nuevo mes hebreo-, en Iom Kipur Día del Perdón-, Hoshaná Rabá -la noche anterior al octavo día de Sucot, Shminí Atzeret-, en los momentos libres de Rosh Hashaná comienzo del Año Nuevo judío-, un novio o novia en el día de su casamiento, etc. En los Tehilím hay capítulos que concuerdan con cada una de las vivencias del hombre, tristes y alegres, de elevación y humildad, ya que éstas son fiel reflejo de la vida del Rey David, llena de situaciones opuestas, desde que fuera pastor, su posición como Rey de Israel, sus éxitos, fracasos, vicisitudes y logros. Siendo así, no es de asombrarse que cada judío individualmente, y todo el pueblo de Israel en general, se identifique plenamente en el Libro de Tehilím, del cual deriva inspiración y consuelo, fortaleza y fe. |